miércoles, 3 de octubre de 2007

De tanto pensar las cosas, se pueden acabar cumpliendo

Hay quienes dicen, que las cosas de tanto pensarlas pueden acabarse cumpliendo. A mi me ha ocurrido esto unas cuantas veces y está a punto de volverme a pasar. Hace ya tiempo que barruntábamos la posibilidad de emprender una larga y emocionante vuelta al mundo y ahora –y curiosamente- las negativas perspectivas que se han abierto en nuestras vidas a partir de un mal golpe de suerte, pueden propiciar que podamos cumplir el sueño.

Cuando el correspondiente Juzgado de lo Social acabe resolviendo nuestras incertidumbres, contaré con pelos y señales los acontecimientos que se han producido hace unas tres semanas. Ahora lo que toca es ponerse a preparar ese gran proyecto de vuelta al mundo. Porque cuando unas puertas se cierran otras se abren y porque –quien sabe- de un duro golpe que al principio parece que te puede arruinar la vida, puede salir un futuro inesperadamente mejor.

Aunque el proyecto lo denominamos Vuelta al Mundo, hay que decir que rodear el planeta no es nuestro principal objetivo. No se trata tanto de pegarse una paliza aérea para visitar quince o veinte ciudades distantes entre si, sino de ir continente por continente viajando por tierra hasta donde lleguemos. Si se completa la vuelta al globo bien y si no es así, no sentiremos ninguna frustración.

Lo primero que nos hemos planteado es el tiempo que queremos dedicar a esta aventura y hemos concluido que el plazo razonable para nuestras intenciones es del entorno de los dos años (mes arriba, mes abajo).

Descartamos Europa (con la excepción de Rusia), por sus caros precios y porque ya la tenemos trillada. Prescindiremos también de América del Norte, dado que Estados Unidos no nos interesa lo más mínimo (y sus absurdas medidas de seguridad y control menos) y Canadá queda algo a trasmano.

Así que el tiempo lo repartiremos más o menos de la siguiente forma: 8 meses para Sudamérica y algo de Centroamérica, ocho para Asia, no más de dos para Oceanía y las islas del Pacífico y seis para el continente africano.

El primer boceto de itinerario incluye entre 30 y 35 países y sería más o menos el siguiente:

México, Guatemala, Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, Brasil, Argentina, Chile, Polinesia (Papeete, Bora Bora o Moorea), Australia, Nueva Zelanda, Bali, Singapur, Tailandia, Vietnam, China, Mongolia, India, Nepal, Paquistán, Irán, Armenia, Rusia Kenia,Tanzania, Zimbabwe, Sudáfrica, Botsuana, Namibia, Mali y Senegal.

Por supuesto, esto es meramente orientativo, dado que a tan largo plazo no se pueden prever ni las circunstancias personales ni las políticas o sociales de las zonas visitadas. Digamos que es una mera declaración de intenciones.

La razón de empezar el recorrido por Hispanoamérica es triple:

-El idioma: Para un viaje tan largo preferimos afrontar los primeros meses (los que prevemos serán de adaptación) en países de nuestra propia lengua.

-No se necesitan visados para casi ninguna de las naciones de este subcontinente.

-Son necesarias menos vacunas que para Asia.

Sin embargo, hay una poderosa razón que nos puede hacer empezar por este último continente y esta es la de la seguridad, menor en los países de América del Sur que en los de Asia.

Hay tiempo para tomar la decisión definitiva, dado que este largo viaje no empezará antes de la primavera de 2.008.

En cuanto al dinero hemos tomado la decisión de que viviremos de nuestros ahorros y no trabajaremos durante el recorrido (a no ser de forma esporádica). Hemos calculado unos gastos diarios medios de 35€ por persona, lo que supondría un total de 50.400€ para dos personas a lo largo del viaje.

Hemos previsto también alquilar nuestra casa en el entorno de los 800€, lo que nos proporcionaría unos ingresos extras de 19.200€, que reducirían a 31.200 los euros a tomar de nuestros actuales ahorros.

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